Hay culturas donde es más facil emprender. Es evidente que España no es el mejor país del mundo para intentarlo. Después de más de 13 años lanzando proyectos, ya sea por mi propia experiencia o la de otros compañeros emprendedores, he analizado algunos factores que facilitan o dificultan crear tu propia empresa. Sobre estos factores se centrarán los artículos de esta semana. Uno de ellos es especialmente impactante: el miedo al fracaso.
Es un factor cultural y educativo. Durante nuestro crecimiento y desarrollo, desde que somos muy pequeños, se nos habla de lo malo que es el fracaso. La estrategia más repetida en la educación convencional es intentar evitarlo a toda costa. Ésto es porque fracasar duele. Para evitar el dolor, intentan alejarnos del fracaso. Además, el que fracasa es un “fracasado” (que curiosamente es aún más negativo).
Escucho constantemente que la gran diferencia que marcan lugares como Silicon Valley (San Francisco), de donde salen tantas empresas de éxito, está en que allí se percibe el fracaso de otra forma. No se teme fracasar. Y es cierto, reducir el miedo al fracaso aumenta las posibilidades de éxito en el emprendizaje.
El fracaso no es malo
De hecho, es un efecto vinculado a la originalidad. Surge cuando intentamos hacer algo de una forma diferente. Por tanto, fracasar es normal, deberíamos eliminarlo de nuestros términos tabú. No he conocido a ningún emprendedor que no haya fracasado en algún momento. La clave está en no permitir que un fracaso te hunda. Cuando se produce, debes asumirlo. Una vez lo hayas aceptado, estarás listo para volverlo a intentar.
El otro componente indispensable para reducir el efecto negativo del fracaso es la capacidad de autocrítica. Si fracasas debes tener suficiente capacidad analítica para descubrir por qué no has logrado el éxito. Tras el análisis viene el aprendizaje. Siendo analítico ganarás experiencia y podrás utilizarla en tu siguiente intento. Y un consejo, no te conviertas en un mártir. Asúmelo y vuelve a la carga.
Aplicar estos consejos no es sencillo. Somos humanos y los fracasos son dolorosos. Algunos de mis proyectos han fracasado e inicialmente mi estado de ánimo no me dejaba pensar con suficiente claridad. Espero que mis consejos “en frío”, fruto de la experiencia, te motiven y te ayuden a relativizar los problemas. Fracasar no es necesariamente sinónimo de arruinarse. De ahí el famoso consejo de “fracasa rápido y barato”. Te ayudaría emplear la técnica del Lean Starup.
Dirigir huyendo del fracaso
El CEO de la empresa no debería evitar constantemente el fracaso. Si lo hace, estará alejándose paradójicamente del éxito. Hay una analogía muy visual que te ayudará a comprenderlo. Imagínate la tripulación de un barco. En algún momento del viaje surge un problema. El capitán podría decidir echar anclas para analizar todos los factores y saber por qué se ha producido el problema antes de continuar. Así evitaría fallar. Pero anclado, no podrá avanzar. Si a cada problema repite la misma decisión, difícilmente podrá llegar a su destino. Evidentemente deberá analizar los problemas para tomar mejores decisiones, pero (si es posible) debería mantener el rumbo o ir modificándolo ligeramente para seguir avanzando. Recuerda: the show must go on! (¡El espectáculo debe continuar!).
Desconozco su veracidad, pero las estadísticas más frecuentes sobre el éxito en proyectos tecnológicos en Internet dicen que el 90% de las iniciativas fracasan. Esta lectura muestra el vaso medio vacío. La forma correcta de verlo nos advierte de que el 10% de estas iniciativas son exitosas. Por tanto, como suele decir mi colega y experto en marketing online Joan Boluda: inténtalo 10 veces y estadísticamente alguna funcionará. Sé que científicamente la estadística no funciona así, pero soñar es gratis.
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